De escondites a refugios


Llevo muchos años queriendo crearme un espacio fijo dónde escribir. Con el tiempo, he dejado huellas en varios sitios de los cuales, se pueden notar los cambios por los que he pasado. Seguido daba vuelta a la página y quería darme un nuevo inicio en otro lugar con otro nombre, pero con la misma redacción y un mismo yo.

Me escondía de mi pasado creando decenas de blogs, esperando con ello un cambio. Sin embargo, con el tiempo fui aprendiendo que no inicio de nuevo, si no que empiezo con experiencia. En aquellos entonces no comprendía que para ir mejorando debía de practicar, ¿y cómo? ¡pues escribiendo! Solamente escribía una o dos cosas y después terminaba por abandonarlos.

Sucede lo mismo con mis libretas, tengo bastantes y no logro terminarlas. Únicamente he podido llenar una y lo que escribí hasta ahora estoy satisfecho. Pero, pasa algo siempre muy curioso cuando se trata de libretas: no me atrevo a escribir en una porque están muy bonitas, o el papel es grandioso. Cuando por fin me animo a escribir en ellas, me pregunto ¿de qué escribiré? ¿Historias? ¿Ensayos? ¿Notas? ¡¿Qué?! Lo hago un lado.

Y es que siempre tengo esta obsesión de querer tener un propósito para cada cuaderno o blog. Sin embargo, llegué a un punto en el destiné mis cuadernos de ideas o dibujos o recados, ser en uno solo sin importar el que esté muy bonita para escribir en ella ¡para eso son! Las libretas que sí separo, son las que tienen un fin en especial como por ejemplo, estudiar Japonés, o preparar mis clases de Inglés.


No obstante, existe un problema todavía: el sufrir de perfeccionismo escritural, tardo siempre mucho en escribir, pues quiero que todo quede y suene bien. A pesar de ello, quiero poder trabajarlo de tal manera en la que me tarde menos. ¿Cómo? Escribiendo. Y… espero hacerlo más seguido por aquí, en este refugio de mis pensamientos, no más un escondite. 

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