Fortuna de un periodo
Me giré hacia el lado derecho de la cama, pues llevaba mucho tiempo del lado opuesto. Sentí haber creado un hueco tan profundo como para que me sepultasen en él. Ahora, estar en lado intacto de la cama le produjo alivio a mi espalda. No obstante, al querer respirar profundamente, sentí una gran presencia sobre mi espalda desnuda. Alguien ahora había perpetrado la tumba que mi cuerpo había cavado. En un inicio lo creí imposible, pues lo que único a lo que le daba la espalda era a la pared y al calendario que colgaba de ésta. Sin embargo, recordé de súbito que había dejado la puerta abierta; alguien pudo haber entrado. No: lo que sentía no podía ser una persona. Abrí los ojos. La luz que daba la calle era de un color similar al magenta, un poco de ésta se había colado en mi habitación como un ave sedienta que después de haber volado, se acerca a la orilla del río a beber cuidadosamente. Aquella luz le dio un poco de vida a la escena, ésta me hizo darme cuenta de que era un sueño: e...